Regalo
Uno de los maravillosos Greens no duda en mencionar siempre que el momento en que un escritor alza y ondea la bandera blanca, como tregua al interminable proceso creativo de revisión y curación, en el momento en que uno da 'publicar' y alguien lee esa deforme cosa que acaba de vomitar; a uno ya no le pertenece lo que acaba de escribir. Lo que escribes ya no es tuyo, es de los demás, y lo mejor que puedes esperar es que quien te lee sea lo suficientemente compasivo y amable con tu escrito. Debo decir que Irethización gozó siempre de lectores que me tuvieron una infinita paciencia, que nunca me dejaron morir en esto y permanecieron. Se quedaron por razones que aún no tengo muy claras, pero quedarse es ya de por sí un acto heroico, así que no hay que buscarle mucho sentido. Diré que recién me doy cuenta de lo mucho que odio cuando alguien que hace contenido que me gusta deja de producirlo y, peor aún, elimina todo rastro de sí. Una disculpa por eso. La última vez que esc